lunes, 27 de octubre de 2014

El Evangelio del Día


lunes 27 Octubre 2014

Lunes de la trigésima semana del tiempo ordinario

San Gaudioso de Abitinia,

Leer el comentario del Evangelio por
San Juan Pablo II : Curado en sábado, signo del día de la nueva creación

San Pablo a los Efesios 4,32.5,1-8.

Hermanos:
Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros como Dios los ha perdonado en Cristo.
Traten de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos.
Practiquen el amor, a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros, como ofrenda y sacrificio agradable a Dios.
En cuanto al pecado carnal y cualquier clase de impureza o avaricia, ni siquiera se los mencione entre ustedes, como conviene a los santos.
Lo mismo digo acerca de las obscenidades, de las malas conversaciones y de las bromas groseras: todo esto está fuera de lugar. Lo que deben hacer es dar gracias a Dios.
Y sépanlo bien: ni el hombre lujurioso, ni el impuro, ni el avaro -que es un idólatra- tendrán parte en la herencia del Reino de Cristo y de Dios.
No se dejen engañar por falsas razones: todo eso atrae la ira de Dios sobre los que se resisten a obedecerle.
No se hagan cómplices de los que obran así!
Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz.


Salmo 1,1-2.3.4.6.

¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!

El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.

No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal. 





Lucas 13,10-17.

Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.
Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad",
y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado".
El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?".
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Carta apostólica "Dies Domini", 24-25 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana

Curado en sábado, signo del día de la nueva creación

El día de la nueva creación: la comparación del domingo cristiano con la concepción sabática, propia del Antiguo Testamento, suscitó también investigaciones teológicas de gran interés. En particular, se puso de relieve la singular conexión entre la resurrección y la creación. En efecto, la reflexión cristiana relacionó espontáneamente la resurrección ocurrida « el primer día de la semana » con el primer día de aquella semana cósmica (cf. Gn 1,1-2,4), […]. Esta relación invita a comprender la resurrección como inicio de una nueva creación, cuya primicia es Cristo glorioso, siendo él, « primogénito de toda la creación » (Col 1,15), también el « primogénito de entre los muertos » (Col 1,18).

El domingo es pues el día en el cual, más que en ningún otro, el cristiano está llamado a recordar la salvación que, ofrecida en el bautismo, le hace hombre nuevo en Cristo. « Sepultados con él en el bautismo, con él también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los muertos » (Col 2,12; cf. Rm 6,4-6). La liturgia señala esta dimensión bautismal del domingo, sea exhortando a celebrar los bautismos, además de en la Vigilia pascual, también en este día semanal « en que la Iglesia conmemora la resurrección del Señor »,24 sea sugiriendo, como oportuno rito penitencial al inicio de la Misa, la aspersión con el agua bendita, que recuerda el bautismo con el que nace toda existencia cristiana.







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