viernes, 30 de enero de 2015

El Evangelio del Día


viernes 30 Enero 2015

Viernes de la tercera semana del tiempo ordinario

San Muciano María Viaux

Leer el comentario del Evangelio por
San Gregorio Magno : "Si el grano de trigo con cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto." (Jn 12,24)

Hebreos 10,32-39.

Hermanos:
Recuerden los primeros tiempos: apenas habían sido iluminados y ya tuvieron que soportar un rudo y doloroso combate,
unas veces expuestos públicamente a injurias y atropellos, y otras, solidarizándose con los que eran tratados de esa manera.
Ustedes compartieron entonces los sufrimientos de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus bienes, sabiendo que tenían una riqueza mejor y permanente.
No pierdan entonces la confianza, a la que está reservada una gran recompensa.
Ustedes necesitan constancia para cumplir la voluntad de Dios y entrar en posesión de la promesa.
Porque todavía falta un poco, muy poco tiempo, y el que debe venir vendrá sin tardar.
El justo vivirá por la fe, pero si se vuelve atrás, dejaré de amarlo.
Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino que vivimos en la fe para preservar nuestra alma.


Salmo 37(36),3-4.5-6.23-24.39-40.

Confía en el Señor y practica el bien;
habita en la tierra y vive tranquilo:
que el Señor sea tu único deleite,
y él colmará los deseos de tu corazón.

Encomienda tu suerte al Señor,
confía en él, y él hará su obra;
hará brillar tu justicia como el sol
y tu derecho, como la luz del mediodía.

El Señor asegura los pasos del hombre
en cuyo camino se complace:
aunque caiga no quedará postrado,
porque el Señor lo lleva de la mano.

La salvación de los justos viene del Señor,
él es su refugio en el momento del peligro;
el Señor los ayuda y los libera,
los salva porque confiaron en él.





Marcos 4,26-34.

Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
Homilía sobre San Mateo 13

"Si el grano de trigo con cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto." (Jn 12,24)

"El Reino de los cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo...cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas"(Mt 13,31).


Esta pequeña semilla es para nosotros el símbolo de Jesucristo que, sepultado en la tierra del jardín, surgió poco después en su resurrección y se irguió como un gran árbol.


Se puede decir que cuando murió fue como una pequeña semilla. Fue un grano de semilla por la humillación en la carne y un gran árbol por la glorificación en majestad. Fue un grano de semilla cuando se presentó ante nuestros ojos desfigurado, y un gran árbol cuando resucitó como el más bello de los hombres(cf Sal 44,3).


Las ramas de este árbol santo son los predicadores del evangelio de los cuales nos dice un salmo: "por toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje" (Sal 18,5). Los pájaros anidan en sus ramas cuando las almas de los justos se elevan por encima de los atractivos de la tierra, y, apoyándose en sus alas de  santidad, encuentran en las palabras de los predicadores del evangelio el consuelo que necesitan en las penas y fatigas de esta vida.







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