domingo, 22 de febrero de 2015

El Evangelio del Día


domingo 22 Febrero 2015

Primer Domingo de Cuaresma
Cátedra de San Pedro

Beata Isabel de Francia

Leer el comentario del Evangelio por
Cardenal José Ratzinger [Benedicto XVI: "Se quedó cuarenta días en el desierto."

Génesis 9,8-15.

Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos:
"Además, yo establezco mi alianza con ustedes, con sus descendientes,
y con todos los seres vivientes que están con ustedes: con los pájaros, el ganado y las fieras salvajes; con todos los animales que salieron del arca, en una palabra, con todos los seres vivientes que hay en la tierra.
Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra".
Dios añadió: "Este será el signo de la alianza que establezco con ustedes, y con todos los seres vivientes que los acompañan, para todos los tiempos futuros:
yo pongo mi arco en las nubes, como un signo de mi alianza con la tierra.
Cuando cubra de nubes la tierra y aparezca mi arco entre ellas,
me acordaré de mi alianza con ustedes y con todos los seres vivientes, y no volverán a precipitarse las aguas del Diluvio para destruir a los mortales.


Salmo 25(24),4bc-5ab.6-7bc.8-9.

Enséñame tus senderos.

Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador.

Acuérdate, Señor, de tu compasión y de tu amor,
porque son eternos.
por tu bondad, Señor, acuérdate de mi según tu fidelidad.


El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.




Epístola I de San Pedro 3,18-22.

Cristo murió una vez por nuestros pecados -siendo justo, padeció por los injustos- para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el Espíritu.
Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros,
a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos -ocho en total- se salvaron a través del agua.
Todo esto es figura del bautismo, por el que ahora ustedes son salvados, el cual no consiste en la supresión de una mancha corporal, sino que es el compromiso con Dios de una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo,
que está a la derecha de Dios, después de subir al cielo y de habérsele sometido los Angeles, las Dominaciones y las Potestades.


Marcos 1,12-15.

En seguida el Espíritu lo llevó al desierto,
donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo:
"El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Cardenal José Ratzinger [Benedicto XVI, papa de 2005 a 2013]
Retiro en el Vaticano 1983

"Se quedó cuarenta días en el desierto."

    Yendo al desierto, Jesús entra en la historia de salvación de su pueblo, el pueblo elegido. Esta historia empieza después de la salido de Egipto por una migración de cuarenta años por el desierto. En el centro de este tiempo de cuarenta años están los encuentro "cara a cara" con Dios: estos cuarenta días de Moisés en la montaña, en ayuno absoluto, lejos de su pueblo, en la soledad de la nube, en la cima de la montaña (Ex 24,18). Del núcleo de estos días surge la fuente de la revelación. Volvemos a encontrar el espacio de cuarenta días en la vida de Elías: perseguido por el rey Acab, el profeta camina cuarenta días por el desierto, volviendo así al origen de la alianza, a la voz de Dios, para un nuevo comienzo de la historia de salvación (1R 19,8).


    Jesús entra en esta historia. Revive las tentaciones de su pueblo, las tentaciones de Moisés. Como Moisés, ofrece su vida por el pueblo: con tal que el pueblo se salve, está dispuesto a dar su vida (Ex 32,32). Así, Jesús será el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Será el auténtico Moisés que "está en el seno del Padre" (Jn 1,18), cara a cara con él para revelar al Padre. En los desiertos del mundo, él es la fuente de agua viva (Jn 7,38), palabra de vida, camino, verdad y vida (Jn 14,6). Desde la cruz nos entrega la alianza nueva. Auténtico Moisés, él entra por la resurrección en la tierra prometida que Moisés no alcanzó, y por la cruz, Jesús nos abre las puertas del reino.







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