jueves, 24 de septiembre de 2009

Sobre las Lecturas de Hoy Jueves 24

El desconcierto de Herodes Antipas ante la misteriosa figura de Jesús de Nazaret nos prepara para la pregunta crucial que éste hará a sus discípulos en el relato de la confesión de Pedro: "¿quién dice la gente que soy yo?" (Lc 9,18). Ciertamente, la identidad de Jesús no estaba clara para nadie. Unos pensaban que se trataba de Juan el Bautista resucitado, noticia que debía causar terror en Herodes, sabiendo que él mismo lo había mandado decapitar por cuestionar su concubinato con Herodías, la mujer de su hermano. Para otros, Jesús representa lo mejor de la tradición profética, especialmente la figura de Elías. Herodes no parece arrepentido de lo que hizo; más bien está preocupado de que tal misterioso personaje, al igual que los profetas y que Juan, le cante la verdad, o lo que es lo mismo, se convierta en la conciencia crítica de su gobierno y del sistema político, económico y religioso imperante en Israel y en Roma. Para Herodes, y en general para los que tienen hoy el poder de dominio en el mundo, la verdad es un enemigo temible; en cambio, para los cristianos la verdad es una opción de vida y de libertad.

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