martes, 13 de octubre de 2009

Familia Educadora

Estamos celebrando el mes de la Familia, y en distintos lugares se realizan jornadas, talleres, diversas actividades de formación sobre este importante tema.

El martes 6 de Octubre la Pastoral Familiar de Chillán organizó un encuentro al que asistió un gran número de personas para reflexionar sobre la familia en su misión educadora, especialmente en el tema de la sexualidad.

Todos somos conscientes de cómo los adolescentes se inician en sus experiencias sexuales de pareja cada vez a más temprana edad. Por lo mismo también son cada vez más frecuentes los casos de chicas muy jovencitas que quedan embarazadas. Estos embarazos son no deseados, y constituyen tanto para el joven padre como para la madre un fuerte impacto, casi traumático, que acarrea graves consecuencias: se interrumpe el normal proceso de desarrollo juvenil; los precoces padres se ven de pronto enfrentados a una drástica modificación de roles, pues en forma brusca pasan de ser simples estudiantes colegiales, a tener que encarar obligaciones y responsabilidades paternales y maternales para las que no están preparados; se ven también en posición incómoda en el seno de sus respectivas familias que, a su vez, no tienen más remedio que lanzar a sus hijos, futuros padres, una red de protección y apoyo. Por donde se mire, estos embarazos precoces, constituyen una realidad que interfiere en el normal proceso de la vida personal y familiar de los jóvenes adolescentes. Durante estos últimos años la mayoría de los niños nacidos en Chile, ha nacido fuera del matrimonio, y de madres muy jovencitas. Este es un hecho que nos tiene que hacer pensar a la Iglesia, al Gobierno de la nación, y a todas las personas que están vinculadas al mundo educacional.

Ante una situación así  es fácil caer en la tentación de llevar adelante costosas y llamativas campañas de “prevención sexual” para enseñar a los jóvenes a “protegerse” y cuidarse ante los riesgos del embarazo. En este contexto preventivo se habla entonces de “sexo seguro”, y para personas de escaso sentido crítico se puede dar la impresión de que dichas campañas responden a la necesidad de una buena educación sexual. El uso de la tradicional píldora anticonceptiva o de la más cuestionada píldora del día después, así como el correcto uso del preservativo, vendrían a ser la panacea para los esperados resultados de este tipo de campañas.

Pero nada más erróneo. Lo que postulamos desde la familia como educadora es que desde el mismo hogar, y desde la más tierna infancia, la familia sea la mejor educadora de la sexualidad integral. Para ello necesitamos educar a los padres y matrimonios en este campo, pues muchos de ellos reconocen que carecen de la formación necesaria para ser ellos mismos formadores de sus hijos. La psicología contemporánea nos recuerda que sexualidad es mucho más que organismo físico biológico y aparato reproductor; la sexualidad es mucho más que genitalidad. Somos seres sexuados en plenitud de persona, y por lo tanto una buena educación sexual no deja ningún cabo suelto pues toma nuestro cuerpo, nuestra afectividad y nuestro espíritu. Manejar en forma adecuada estos conceptos requiere muy buena formación y educación sexual.

(Fuente Blog El Sembrador http://radioelsembrador.cl/blog1/?p=35)

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