jueves, 8 de octubre de 2009

Sobre las Lecturas de hoy Jueves 8

La vida cristiana es un continuo camino de búsqueda. No es una simple recordación del pasado ni un afán que se agote en el presente. El cristianismo no se define por la cantidad de ritos o malabares que se hagan a diario en la liturgia o en la oración; es el seguimiento de Jesucristo en comunión de vida y misión con todo el Pueblo de Dios. Por tal razón, seguir a Cristo es una búsqueda continua de fidelidad a la persona de Jesús de Nazaret. Pero, como cualquier búsqueda, debe afrontar limitaciones. Y la primera de ellas es nuestra falta de constancia en la oración. Nos contentamos con un par de rezos mascullados al comenzar o terminar el día. Otra dificultad no menos gravosa es la falta de conciencia sobre la necesidad de formarnos y capacitarnos en lo personal y para la misión evangelizadora. De seguro en algún momento de la vida recibimos cierta educación religiosa, estudiamos algo de Biblia o asistimos a un curso de teología o pastoral. Pero no basta con eso. El seguimiento de Jesús es un camino de permanente formación para responder a los desafíos del presente. Debemos perseverar en la búsqueda para no perder de vista al Maestro que marcha al frente de nosotros. La oración constante es lo que caracteriza a la comunidad cristiana, y el pedir con la fe suficiente hace el milagro, porque "al que pide, se le dará; el que busca, encontrará, y al que llama se le abrirá".

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