lunes, 29 de septiembre de 2014

El Evangelio del Día


lunes 29 Septiembre 2014



Beato Francesc Castelló y Aleu, San Renato Goupil

Leer el comentario del Evangelio por
San Bernardo : Los ángeles suben y bajan

Daniel 7,9-10.13-14.

Yo estuve mirando hasta que fueron colocados unos tronos y un Anciano se sentó. Su vestidura era blanca como la nieve y los cabellos de su cabeza como la lana pura; su trono, llamas de fuego, con ruedas de fuego ardiente.
Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros
Yo estaba mirando, en las visiones nocturnas, y vi que venía sobre las nubes del cielo como un Hijo de hombre; él avanzó hacia el Anciano y lo hicieron acercar hasta él.
Y le fue dado el dominio, la gloria y el reino, y lo sirvieron todos los pueblos, naciones y lenguas. Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido.


Salmo 138(137),1-2a.2bcd-3.4-5.

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.

Daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
poque tu promesa ha superado tu renombre.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.

Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.





Juan 1,47-51.

Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".
Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón 11 sobre el Salmo «Quien habitará» 6,10-11.

Los ángeles suben y bajan

«Vosotros veréis subir y bajar  a los ángeles sobre el hijo del Hombre». Ellos suben por ellos, y descienden por nosotros, o más bien descienden con nosotros. Estos dichosos espíritus suben por la ley de la contemplación de Dios, y descienden para tener cuidado de nosotros y para guardarnos en todos nuestros caminos (Ps 91,11). Suben hacia Dios  para alegrarse en su presencia; y descienden hacia nosotros para obedecer sus órdenes, pues les ha pedido tener cuidado de nosotros. Sin embargo, descendiendo hacia nosotros, no son privados en un punto de la gloria que les da la felicidad, ellos ven siempre el rostro del Padre. [...]


Cuando suben a la contemplación de Dios, buscan la verdad en cuyo colmo están sin interrupción por el deseo, y lo  que desean siempre es la posesión. Cuando descienden, ejercen hacia nosotros la misericordia, después ellos nos guardan en todos nuestros caminos. Pues estos dichosos espíritus son los ministros de Dios que nos han sido enviados para ayudarnos (He 1,14); y en esta misión no es a Dios a quien rinden servicio sino a nosotros. Ellos imitan en eso la humildad del Hijo de Dios que no ha venido a ser servido, sino a servir, y que ha vivido en medio de sus discípulos, como si él fuera su servidor (Mt 20, 28). La utilidad que los ángeles sacan siguiendo esos caminos, es su propia felicidad y la perfección de la obediencia en la caridad; y eso que nosotros mismos recogeremos, es la comunicación que nos ha hecho la gracia de Dios y la ventaja de ser guardados por ellos en nuestros caminos. [...]


Dios ha dado órdenes a sus ángeles, no para sacarte de tus caminos, sino de guardarte cuidadosamente, y de conducirte en los caminos de Dios por los que ellos mismos siguen. ¿Cómo  eso, me dices tú? Los ángeles, bien seguro, actúan en toda pureza y por la caridad solo, pero tú al menos, contrario y entendido por la necesidad de tu condición, desciendes, condesciendes con tu prójimo actuando  la prueba de la misericordia hacia él, pues siempre la imitación de los ángeles, eleva tu deseo y, todo el ardor de tu corazón, esfuérzate en subir  hasta la eterna verdad.







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