martes, 24 de febrero de 2015

El Evangelio del Día


martes 24 Febrero 2015

Martes de la Primera semana de Cuaresma

San Modesto de Tréveris, Beata Ascensión del Corazón de Jesús

Leer el comentario del Evangelio por
Beata Teresa de Calcuta : La oración de los hijos de Dios

Isaías 55,10-11.

Así habla el Señor:
Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo
y no vuelven a él sin haber empapado la tierra,
sin haberla fecundado y hecho germinar,
para que dé la semilla al sembrador
y el pan al que come,
así sucede con la palabra que sale de mi boca:
ella no vuelve a mí estéril,
sino que realiza todo lo que yo quiero
y cumple la misión que yo le encomendé.


Salmo 34(33),4-5.6-7.16-17.18-19.

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor;
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.

Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.




Mateo 6,7-15.

Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
No hay mayor amor

La oración de los hijos de Dios

La oración, para que sea fecunda, tiene que brotar del corazón y llegar al corazón de Dios. ¡Mira como Jesús enseñó a sus discípulos a orar! Cada vez que recitamos el Padrenuestro, Dios, -así lo creo yo-, dirige su mirada hacia sus manos, ahí donde nos tiene grabados: "en las palmas de mis manos te tengo tatuado" (Is 49,16) Dios contempla sus manos y nos ve en ellas, acurrucados en ellas. ¡Qué maravilla la ternura de Dios!



¡Oremos, digamos el Padrenuestro! ¡Vivamos el Padrenuestro y seremos santos! En esta oración está todo: Dios, yo misma, el prójimo. Si perdono puedo ser santa, puedo orar. Todo procede de un corazón humilde. Habiendo un corazón humilde sabremos amar a Dios, amarnos a nosotros mismos y amar al prójimo.(Mt 22,37ss). No es nada complicado y, no obstante, nosotros complicamos tanto nuestras vidas, cargándolas de tanta sobrecarga... Un sola cosa cuenta: ser humilde y orar. Cuanto más oréis, mejor lo haréis.


Para un niño no es nada difícil expresar su inteligencia cándida en términos simples  que dicen mucho. Jesús  ¿no dio a comprender a Nicodemo que hay que volverse como un niño? (Jn 3,3). Si oramos según el evangelio, Cristo crecerá en nosotros. ¡Ora con amor, a la manera de los niños, con ardiente deseo de amar mucho y hacer amable al que no es amado.







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