miércoles, 25 de febrero de 2015

El Evangelio del Día


miércoles 25 Febrero 2015

Miércoles de la Primera semana de Cuaresma

San Néstor  Magido, San Luis Versiglia, Beata Maria Ludovica

Leer el comentario del Evangelio por
San Clemente de Alejandría : "Se convirtieron respondiendo a la predicación de Jonás, y aquí tenéis a alguien más que Jonás"

Jonás 3,1-10.

La palabra del Señor fue dirigida por segunda vez a Jonás, en estos términos:
"Parte ahora mismo para Nínive, la gran ciudad, y anúnciale el mensaje que yo te indicaré".
Jonás partió para Nínive, conforme a la palabra del Señor. Nínive era una ciudad enormemente grande: se necesitaban tres días para recorrerla.
Jonás comenzó a internarse en la ciudad y caminó durante todo un día, proclamando: "Dentro de cuarenta días, Nínive será destruida".
Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno y se vistieron con ropa de penitencia, desde el más grande hasta el más pequeño.
Cuando la noticia llegó al rey de Nínive, este se levantó de su trono, se quitó su vestidura real, se vistió con ropa de penitencia y se sentó sobre ceniza.
Además, mandó proclamar en Nínive el siguiente anuncio: "Por decreto del rey y de sus funcionarios, ningún hombre ni animal, ni el ganado mayor ni el menor, deberán probar bocado: no pasten ni beban agua;
vístanse con ropa de penitencia hombres y animales; clamen a Dios con todas sus fuerzas y conviértase cada uno de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos.
Tal vez Dios se vuelva atrás y se arrepienta, y aplaque el ardor de su ira, de manera que no perezcamos".
Al ver todo lo que los ninivitas hacían para convertirse de su mala conducta, Dios se arrepintió de las amenazas que les había hecho y no las cumplió.


Salmo 51(50),3-4.12-13.18-19.

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.

Los sacrificios no te satisfacen;
si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.




Lucas 11,29-32.

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.



Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Clemente de Alejandría (150-c. 215), teólogo
Protréptico, c. 10

"Se convirtieron respondiendo a la predicación de Jonás, y aquí tenéis a alguien más que Jonás"

Arrepintámonos; convirtámonos de la ignorancia al verdadero conocimiento, de la locura a la prudencia, de la injusticia a la justicia, de la impiedad a Dios. Son numerosos los bienes que se desprenden de ahí, como Dios mismo lo dice en Isaías: "La herencia es de los siervos del Señor" (54,17). No el oro ni la plata, ni lo que roe la polilla y los ladrones lo roban (Mt 6,19), sino el inestimable tesoro de la salvación... Es este el testamento que pone en nuestras manos el testamento eterno por el cual Dios nos asegura sus dones. Este Padre que nos ama tiernamente no cesa de exhortarnos, de educarnos, de amarnos y de salvarnos. "Sed justos" dice el Señor. "Sedientos todos, acudid por agua. Venid los que no tenéis dinero, comprad y bebed sin pagar" (Is 55,1). Nos invita al baño purificador, a la salvación, a la iluminación... Los santos del Señor heredarán de la gloria de Dios y de su poder "una gloria que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar" (1Co 2,9).


Vosotros tenéis esta promesa divina de la gracia y, por otra parte, habéis escuchado las amenazas de castigo: son los dos caminos por los que el Señor salva... ¿Por qué tardamos? ¿Por qué no acogemos su don escogiendo el mejor?...  "Mira, hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal (Dt 30,15). El Señor intenta hacerte escoger la vida; te aconseja como un padre...


¿A quién dirá el Señor: El Reino de Dios está en vosotros" (Mt 5,3)? Está en vosotros si lo deseáis, cuando habréis escogido a favor de Dios. Está en vosotros si queréis solamente creer y seguir lo esencial de su mensaje, tal como los Ninivitas escucharon el mensaje del profeta y obtuvieron, gracias a su sincero arrepentimiento, una buena salvación, en  lugar de la ruina que les amenazaba.







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